Algo que me gusta de la literatura es que puede hacerte ver o comprender las cosas de una manera totalmente diferente aun sin que te des cuenta, y es cuando un día te encuentras mirando el nombre de una calle que aparece en un libro pensando que has roto la separación de esos dos mundos diferentes que existían cuando lo leíste, en vez de mirarlo apenas de reojo como lo harías con el resto de las ordinarias calles; o cuando oyes una palabra o un término que habrías desconocido si no hubieras leído 6 veces la definición y todos sus sinónimos en el diccionario dos días antes. Si se mirara este fenómeno con menos atención -o con más espiritualidad-, uno pensaría que las letras son capaces de augurar lo que sucederá o sucede en tu vida y te harán pensar que ese autor del siglo pasado ha escrito para ti, pensando en tu vida.

Así me sucedió, pues, hace unos días que tuve la oportunidad de ir al zoológico y caminar del otro lado, ya no del lado de los doscientos niños con pintura en la cara y con un chango de peluche ceñido a la frente que gustan de embarrar sus McDonaldianas manos en la vitrina de los monos; ahora del lado de la gente que sabe que varios de los animales que están ahí están enfermos y el hecho de estar ahí los enferma, en otros aspectos, aún más; del lado en el que los animales están tan cerca -no sólo espacialmente- que se puede apreciar cómo su mirada pareciera reflejar la decadencia, no sólo de su especie, sino del resto de los animales, incluyendo la nuestra. Fue cuando reviví este fragmento de un cuento de Poe
"Pero así como en la ética el mal es una consecuencia del bien, así, en realidad, de la alegría nace la pena. O la memoria de la pasada beatitud es la angustia de hoy, o las agonías que son se originan en los éxtasis que pudieron haber sido." 
 

que, aunque debo admitir que ya había ligado a los zoológicos desde que lo leí -sabrá Poe por qué-, me hizo reparar en ese instante en la verdadera razón de ser de éstos. ¿El humano cuida a los animales porque es eternamente empático con las otras criaturas que viven donde nosotros o porque sin ellas la cadena alimenticia se altera y podemos morir como consecuencia? ¿No será que manteniendo a los animales salvajes cerca el humano, busca eximirse de los errores que ha cometido con ellos, y con él mismo por consiguiente, para sentir que aún siguen ahí como cuando no había ocasionado el daño? De ser así, creo que Allan Poe tendría bastante razón.


Cuando comencé a tomar las fotos, no me di cuenta de que en ellas quedaría registrado un poco de este absurdo intento de autoredención humana. Hasta que unas fotos fallidas me lo hicieron ver: cuando me llevaron cerca de la jaula de las leonas tenía oportunidad de tomar una buena foto, pues normalmente ellas se esconden cuando las sacan al exhibidor; pero al sacar la cámara, una de ellas se puso inmediatamente alerta y no dejaba de ver hacia donde yo estaba parado; aún estaba lejos. Después corrió detrás de una pared donde apenas se asomaba. 
—Les asusta la cámara —dije un poco apenado por irrumpir en la calma de esos animales—, han de pensar que estoy apuntándoles con un arma.
—No, cómo crees. Qué miedo te van a tener ellas, ¡mira! — me respondieron mientras la leona salía de su escondite y corría hacia nosotros.
Aunque había una reja de por medio, no voy a negar que me asustó, pues es bastante intimidante ver a tan grande animal corriendo hacia ti. Ya habiendo confirmado que mi ropa interior seguía seca y que no me faltaba ningún brazo a pesar de lo cerca que estaba la leona, seguí intentando tomar las fotos; pero la reja no me dejaba. —Ah, estúpida reja, no deberías existir —maldije para mis adentros como lo hago con cualquier cosa que me estorba—. Y en mi mente tuve que repetir esa sentencia, una y otra vez: «No deberías existir, no deberías existir, no deberías existir».




A lo largo del día, estuve evitando pararme cerca de todas las personas que se encimaban para poder golpear con sus sucios dedos la vitrina donde estaba un animal que, estoy muy seguro, estaba entrando en una crisis mientras se cuestionaba el concepto de Animal.


Y el augur había hecho su trabajo de nuevo "Porque aquella multitud de la que yo formaba parte inexcusablemente me daba entre lástima y asco." Las Ménades



Ya casi al final, mis ganas de fotografiar animales se habían ido y me habían dejado un hastío milenario, ancestral; pero ellos se quedaron ahí. 


*Todas las fotos pueden ser utilizadas sin problema alguno, pero agradecería respetar las firmas en las que la tengan y otorgar el reconocimiento anexando el link de este blog.

Estaba buscando en internet -por razones que más adelante diré- información de la plaza que tiene como nombre el título de esta entrada, cuando descubrí que no existía algún lugar en donde hubieran suficientes datos de ésta como para que algún curioso como yo se enterara al menos de un poco de lo que les presento yo aquí:

Después de que una amiga, la de las fotos,  La Pulga, tuvo la idea de buscar una casa abandonada para sacar a pasear un poco las cámaras, vino casi inmediatamente la mención de un lugar ubicado en Lomas Verdes, Estado de México; una plaza comercial abandonada que es tan conocida por los vecinos de ese lugar, que incluso fue usada por Café Tacuba para la grabación del video de la canción Quiero Ver. Extrañados por la poca -casi inexistente- información que encontramos en internet, pero intrigados y convencidos con las fugaces imágenes que se muestran en el video, decidimos ir.

Inmediatamente de apearnos con gracia de la comodidad y presteza de la "combi" que tenía como siguiente destino la plaza comercial La Cúspide, caminamos unos cuantos pasos para encontrarnos con un puesto ambulante de tacos al pie de la reja que delimitaba el edificio abandonado y con una patrulla de policía que, a pesar de nuestras sospechas y nuestra ingenuidad, no fungían de vigilantes del lugar, sino de comensales. Sin embargo, decidimos rodear el lugar para evitar cualquier tipo de problema. Y fue que dimos con la entrada de un auto lavado que da servicio dentro del territorio de la plaza. Un poco emocionados por lo fácil que sería el acceso (uno pensaría que tendríamos que saltar alguna reja y ser perseguidos por perros de guardia), entramos y caminamos hacia el edificio hasta que un hombre salió de una pequeña bodega y, no muy gentilmente, nos dijo que ese sitio era propiedad privada y, de no tener permiso del dueño para entrar, le hablaría a la policía. Sin intención de abandonar nuestra misión, seguimos rodeando el perímetro hasta que dimos con las escaleras de la entrada principal de lo que antes era una plaza, y, créalo o no, respetable lector, este acceso no tenía siquiera una reja que evitara que algún curioso subiera los peldaños y allanara un poco la propiedad privada. Así que, siguiendo al pie de la letra aquél texto de Julio Cortázar, llegamos al descanso de la escalera donde nos encontramos con unas cuantas tablas amarradas a una oxidada rejilla que servía de puerta al enorme lugar. Como evidentemente no existía algún aldabón, fue pertinente asomar un poco la mirada al interior del lugar y comenzar a hacer sonar el obturador.

Después de analizar un poco la situación y cuidar que no hubiera alguna patrulla, un amigo se decidió al fin, y entró a través de un resquicio de la imperfecta puerta. Tendría usted que ver con sus propios ojos las totalmente desenfocadas fotos que tomé cuando acababa de entrar, para darse cuenta de la alarmante sensación que se experimenta al entrar sin permiso a un lugar desconocido, frío, misterioso, y en ruinas, de donde probablemente puedas hallar desde un tropel de cucarachas hasta un vagabundo come hombres. (Esta última parece descartable hasta que uno escucha la combinación de todos los sonidos que conforman el crujir de sus pasos)

Caminamos un poco en grupo hasta tener una idea de la estructura del lugar: existían múltiples pasillos paralelos que tenían a sus costados pequeños cubículos donde, en su tiempo, seguramente había comercios parecidos a los que hay en un bazar. Estas divisiones en los laterales de los corredores no tenían muro trasero, por lo que se podían ver los pasillos contiguos; creando, además, esta agradable perspectiva que se forma cuando una serie de puertas abiertas están dispuestas una tras otra, pareciendo empequeñecerse conforme se alejan. Todos estos pasajes llegaban a un sólo punto si se continuaba caminando. Y este punto de reunión era la explanada que se muestra en el vídeo en donde están patinando. Porque este lugar es el más atractivo, cederé ahora la palabra a las imágenes y me remitiré a hacer pequeñas explicaciones. 







Esta explanada estaba cubierta por un domo que crujía cual si hubiera alguien caminando cerca; pero que no es despreciable debido a que forma algo muy estético como es esa estrella que se proyecta en el piso gracias a la luz del sol del mediodía, que cuyas puntas tocan cada una de las columnas que se encuentran ahí. (arriba)


Este es el pasillo por donde entramos y por el cual se llega al centro del lugar, tal y como se puede ver al fondo. (arriba)


Si uno tira sus miedos y se atreve a subir esas desgastadas escaleras, puede encontrar un segundo piso que está dispuesto de forma muy parecida a la planta baja a excepción de algunos pasillos que van a dar a una especie de vitrales (abajo) y a una mejor vista de la explanada central (arriba).


 Sin duda, esta es una de las fotos que más me gustó, aunque debo aceptar que la arquitectura de ese corredor es lo que hace la mayor parte de ésta. (arriba)

Después de haber visto todo esto, nos decidimos a abandonar el lugar para evitar algún problema, pues ya habíamos obtenido las fotos que queríamos.
De regreso en casa, me puse a ver las fotos al tiempo que comentaba con mis amigos la experiencia que vivimos, y fue cuando reparé en la belleza  y rareza de este misterioso lugar. Es decir, un lugar al que fácilmente se puede acceder y que está abandonado, pero donde al parecer no vive nadie; un lugar lleno de cartón, asbesto, madera, pero que al parecer no alberga ni un sólo ratón o cucaracha; un lugar donde hay vidrios rotos, maniquís quemados, restos de balas de gotcha, pero no los suficientes graffitis para un lienzo tan grande, sólo una pipa de vidrio rota, y ningún resto de sangre o rastro de algún acto ilícito mayor. Y a su vez, un lugar en el espacio donde pareciera que no hay ni nunca hubo nada, como si no guardara ninguna historia; un lugar de simple tránsito que no se ha quedado nada. Un hueco de nada en el espacio. NADA, esa es la palabra. Fuimos a una nada en medio de un todo.

Todo esto gestó en mí una curiosidad de esas que te hacen cerrar todas las ventanas abiertas en la computadora y dedicarte a leer wikipedia, foros, webs, y demás hasta quedar dormido; sin embargo, no encontré nada excepto unos cuantos comentarios  que hablaban al respecto en un foro, un par de preguntas mal respondidas en Yahoo Answers, y una breve reseña de lo que, parece, fue un juego de gotcha que se organizó ahí. Así que me sentí obligado a juntar toda esta información y publicar algo más decente y completo:

Esta plaza fue inaugurada a principio de los 90's con una serie de eventos donde participaron bandas de rock como La Cuca y otros. Desde sus inicios, corrieron rumores de que sólo había sido construida para lavar dinero pues no parecía tener una verdadera estrategia para lograr éxito y ser popular. Esto porque su fachada estaba pintada de un color pálido, y los locales se rentaban a un precio muy alto a pesar de que eran diminutos, por lo que siempre estaba vacía. Los comercios que llegaron a vender ahí eran parecidos a los de un bazar (comida, ropa, discos, helados, perforaciones, etc). Los jóvenes llegaban a ir porque en la explanada podían patinar (skateboarding).  El fracaso se consumó a raíz de la crisis del 94 donde el peso se devaluó y todo el país entró en caos.
 Desde entonces, la plaza ha estado cerrada y aunque al principio era frecuentada por estudiantes de las escuelas aledañas, como el Colegio Cristobal Colón, para lo que en un foro le denominaron "noviar". A esto le agregaríamos lo casi obvio: algunas personas se metían a drogarse, quemar los maniquís, pintar las paredes, romper lo que se podía romper, tomar, y patinar. También leí que a veces los de las escuelas se iban a pelear ahí.

Ahora hay muchas personas que opinan que este sitio es una aberración y que debería ser derrumbado para construir algo que funcione y deje de ser un edificio abandonado e inservible. Incluso se dice que La Cúspide iba a ser construida ahí, pero resultaba igual de caro construir una plaza que destruirla.
Yo opino lo mismo que esto último, ¿Ustedes?








  
*Todas las fotos pueden ser utilizadas sin problema alguno, pero agradecería respetar las firmas en las que la tengan y otorgar el reconocimiento anexando el link de este blog.